Fundación Excelentia trae, un año más, la mejor y más emotiva música de Navidad

Fundación Excelentia trae, un año más, la mejor y más emotiva música de Navidad
Llega diciembre, llega la magia sonora de la Navidad y entre villancicos, música clásica y emociones llega la amplia programación que Fundación Excelentia prepara para estos días, donde no falta El Mesías, los conciertos de Navidad y Año Nuevo, la Ópera y los Tres Tenores, pero también piezas eternas como la Novena Sinfonía de Beethoven y obras maestras de Mozart, Mahler o Vivaldi. Pero para contentar a todos, también la inmortal música de cine con Morricone, Zimmer y William de protagonistas, el genial Paco de Lucía, The Beatles, Queen y Abba o la novedad de este año: DJ Symphonic & Royal Film Concert Orchestra, una fascinante combinación de orquesta sinfónica y DJ con lo mejor del pop. Ver la programación de las próximas semanas aquí
 
Y es que la música en estas fechas hace que algo extraño sucede en nuestros cerebros. Basta escuchar los primeros acordes de "Noche de Paz" (Stille Nacht) o el tintineo de campanas de un villancico para que una sonrisa involuntaria aparezca en nuestro rostro. ¿Magia? No exactamente. Es la música navideña haciendo de las suyas, y la ciencia tiene mucho que decir al respecto.
 
La música navideña funciona como una máquina del tiempo emocional. Cuando escuchamos esos villancicos que nos acompañaron en la infancia, nuestro cerebro libera dopamina, el mismo neurotransmisor asociado al placer y la recompensa. Es como si cada canción fuera un pequeño abrazo químico que nos transporta a aquellas navidades junto al árbol, rodeados de familia y con el olor a turrón flotando en el ambiente.
 
Los neurocientíficos explican que estas melodías activan nuestra memoria episódica, esa parte del cerebro donde guardamos recuerdos específicos con carga emocional. Por eso "Noche de Paz" no es solo una canción: es tu abuela cantando desafinada, es la chimenea encendida, es aquella nevada memorable. Todo empaquetado en tres minutos de música. Pero hay más. La música navideña suele tener estructuras melódicas simples y repetitivas, lo que hace que nuestro cerebro las procese fácilmente y experimente esa sensación placentera de familiaridad. Es reconfortante porque es predecible, como volver a casa después de un largo viaje.
 
Una cuestión cerebral
 
La música navideña emociona porque es memoria convertida en sonido, porque es tradición que se renueva cada año, porque nos conecta con nuestro niño interior y con las personas que amamos. El cerebro asocia la música con recuerdos poderosos. Las melodías navideñas, que escuchamos desde niños, se anclan a experiencias muy positivas: regalos, reuniones familiares, días libres y comida deliciosa. Cuando escuchamos el cascabel, el cerebro no oye solo música; recuerda esos momentos.
 
Las canciones navideñas suelen tener un tempo lento o moderado y utilizan armonías sencillamente alegres. Además, suelen usar instrumentos específicos como los cascabeles, las campanas y los coros. El sonido de los cascabeles está directamente relacionado con la época y es lo que activa ese "interruptor" festivo en el cerebro. Estas canciones solo se escuchan intensamente durante unas pocas semanas al año. Esta exclusividad evita que nos saturen (hasta cierto punto) y mantiene intacta su capacidad de generar excitación y anticipación cuando vuelven a sonar.
 
La música tiene un acceso privilegiado a nuestras emociones. Cuando escuchamos una canción navideña, se activa el sistema límbico, la zona del cerebro que gestiona los recuerdos y los sentimientos. Es decir: no escuchamos solo sonidos, escuchamos momentos de nuestra vida. Árboles iluminados, cenas interminables, regalos envueltos a última hora, risas familiares... Todo eso queda guardado en nuestra memoria emocional. Y basta una simple melodía para abrir ese archivo invisible.
 
Historias detrás de la música
 
"Noche de Paz" tiene una de las historias más curiosas del repertorio navideño. En 1818, en la pequeña iglesia de Oberndorf, Austria, el órgano se estropeó justo antes de la misa de Nochebuena. El párroco Joseph Mohr y el organista Franz Xaver Gruber tuvieron que improvisar: crearon una canción que pudiera acompañarse solo con guitarra. El resultado fue este himno que hoy se canta en más de 300 idiomas. Un éxito nacido literalmente de la desesperación.
 
El villancico más grabado de la historia: "White Christmas" de Bing Crosby ostenta el récord Guinness de ser el disco sencillo más vendido de todos los tiempos, con más de 50 millones de copias. Lo irónico es que fue compuesta por Irving Berlin, un compositor judío que en realidad escribía la canción recordando con nostalgia las navidades blancas de su infancia. La grabó en 1942, en plena Segunda Guerra Mundial, y se convirtió en un himno de esperanza para los soldados que soñaban con volver a casa.
 
Cada año, cuando el calendario marca diciembre, Mariah Carey "despierta" como un personaje de cuento. Su "All I Want for Christmas Is You" le genera aproximadamente 3 millones de dólares anuales solo en derechos de autor. Compuesta en solo 15 minutos en 1994, su discográfica pensaba que sería un tema menor. Nadie imaginó que acabaría convirtiéndose en la canción navideña más reproducida de la historia. Es el único villancico moderno que compite de tú a tú con clásicos centenarios. Un ejemplo claro de cómo la música navideña también crea tradiciones nuevas.
 
La música de Navidad, de la que Fundación Excelentia nos trae una buena muestra en estos días, ha tenido momentos históricos muy emotivos. Por ejemplo, en la Navidad de 1914, en plena Primera Guerra Mundial, ocurrió algo extraordinario. En las trincheras del frente occidental, soldados alemanes comenzaron a cantar “Noche de Paz”. Desde el lado británico respondieron con villancicos en inglés. Durante unas horas, enemigos a muerte dejaron los fusiles, salieron de las trincheras, se felicitaron la Navidad... e incluso jugaron al fútbol. La música logró, aunque fuera por una noche, lo imposible: humanizar una guerra.
 
Mucho más recientemente, durante la pandemia, en muchos hospitales del mundo, enfermeras y médicos ponían villancicos en los pasillos en Nochebuena. En España, se hizo viral la historia de un paciente que pidió escuchar “Noche de Paz” antes de ser intubado por última vez. El personal médico lo acompañó en silencio mientras sonaba la canción desde un altavoz. La familia no pudo despedirse en persona. Pero esa canción se convirtió en el abrazo que faltaba.
 
En resumen, la música navideña es una mezcla perfecta de neurociencia emocional, simpleza armónica y anécdotas fascinantes, diseñada para obligarnos, año tras año, a creer de nuevo en la magia.
 
Sobre Fundación Excelencia
 
La Fundación Excelentia es una fundación privada sin ánimo de lucro que desarrolla sus actividades en el campo de la cultura. Nace para contribuir a la promoción del patrimonio lírico-musical e impulsar la creación y representación de las artes musicales en todas sus variedades adoptando y aunando las iniciativas necesarias para que se cultiven en libertad y perfeccionamiento permanentes. Son objetivos primordiales de la Fundación la difusión y divulgación de la música y el cultivo de nuevos valores musicales. Entre sus actividades fundamentales se encuentra la organización del Ciclo de Conciertos Excelentia que tiene lugar en la Sala Sinfónica del Auditorio Nacional de Música de Madrid. Promocionando este ciclo la Fundación pretende acercar la música de calidad a todos los públicos con un amplio repertorio.
 
Además de su apuesta por hacer llegar la música clásica y otras músicas a todo tipo de públicos en distintos lugares de España, la Fundación tiene un fuerte compromiso social y por eso organiza también seminarios, mesas redondas, simposios, conferencias, concursos y cualquier otro tipo de reuniones sobre los temas que constituyen los objetivos de la Fundación. Así mismo, y para el mejor cumplimiento de sus objetivos, la Fundación Excelentia desarrolla un fuerte proyecto educativo que incluye conciertos pedagógicos para niños, ayudas para la formación musical, cursos de música para niños y conciertos benéficos. En su búsqueda comprometida a través del arte y consciente de que la música es un lenguaje para la paz, la Fundación Excelentia desea transmitir a través de su trabajo los valores universales de la armonía y la escucha que tanto ennoblecen al ser humano.
 
Adquisición de entradas: A través de reservas@fundacionexcelentia.org o llamando al teléfono: 91 4574061 / 91 4583089 y a través de Internet.
 
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